El Nazareno.

Ya se acerca el gran día.
Ya es hoy Miércoles Santo,
preparando ese Paso,
con el Cristo Divino y Santo.

El tronar de los timbales,
el templo lleno de gentes,
el murmullo de unos y otros
y el fervor de los creyentes.

El silencio de la noche.
Y el resplandor de la velas.
Viendo pasar al Cristo,
están las calles muy llenas.

Gente menuda y grande,
gente anciana y mayor,
gente a veces pasando frío.
Y es que hay mucho fervor.

Con la túnica morada,
está pasando el Nazareno.
Qué mirada tan triste,
la mirada del Dios Bueno.

Detrás va una mujer,
cerca, muy cerca de tu lado,
Verónica así se llama,
con el rostro desgarrado.

Porta en sus manos un paño,
para limpiarte el sudor,
ese sudor tan molesto,
que llevas ¡oh, mi Señor!

Ese pedazo madero,
imitando a una cruz,
con ese te crucificaron,
 qué mal pudiste hacer tú.

Al paso del Nazareno,
se oyen plegarias latentes,
de multitud de personas
y de alcañizanos presentes.

Y viéndote padecer,
púsose un hombre a tu lado,
para aliviarte el camino
y el peso que vas arrastrando.

Se llamaba el Cirineo,
una de las personas buenas,
que viendo lo que sufrías,
salio a ayudarte en tus penas.

Y camino del calvario,
llevan a un hombre muy bueno,
ese es nuestro Cristo,
el Jesús El Nazareno.

Emilio Giner Ferrás
“El Trillero”