Adiós amigo mío [por Pepe Colado]

Adiós amigo mío. Nunca pensé que sería tan duro separarnos y eso que sé que Juan Carlos ya te quiere casi tanto como yo. Durante muchos años, cada miércoles de la Semana Santa, pensaba que parecía mentira que hubiera pasado uno más, que volvería a verte en un momento. Entrar en la parroquia, llegar a tu rincón y encontrarte esperando con tus cuatro compañeros y pensar que eres el más bonito de todos y cogerte, presumiendo de ti, mientras saludo a los otros portadores. Ana María me sirve de referencia en el tiempo. Vino jovencita que parecía que saldría volando en cada esquina, se casó y ahora, sus hijas que hace años que desfilan, la miran con orgullo esperando el relevo. Somos la familia del Nazareno.



¡Cómo ha pasado el tiempo! Ni la salud, ni el trabajo, ni el frío, ni el calor han conseguido separarnos y eso que el viento estuvo a punto de lograrlo varias veces. Hemos envejecido juntos, aunque a ti se te nota menos, tan reluciente como el primer día que te abracé. Te habían dejado solo y empezaba la procesión. “Chaval ¿quieres sacarlo?“ Dios mío que sensación, girar la esquina y ver la plaza llena de gente esperándote y tú el primero, por el medio, diciendo altivo “Ya llegamos, ya está aquí la procesión”. Me preguntaron si quería seguir contigo, compañero. Y han pasado 46 años.

Cada año, en el altar, hemos sido testigos de la llegada de los nuevos hermanos y los cinco de fondo contáis lo que está sucediendo allí: los clavos, la corona de espinas, la columna, el látigo…Y aguantar una lágrima cuando mandan tocar a los tambores.

¡Que feliz me has hecho durante mucho tiempo! Recuerdo cuando juntaron los estandartes de la Semana Santa y salimos, tú el primero, a cara descubierta, en homenaje a un gran hombre, Lasmarías, que nos dejó para pasar a ser leyenda. Qué momentos. La carne de gallina se me pone pensando en la familia, sentados en el centro de la plaza. Y yo estaba allí contigo…

Hace un año, volviendo hacia la iglesia, de pronto lo vi claro: es posible que tu misión no solo sea hacer de heraldo de la Pasión del pobre Nazareno por las calles de este Alcañiz querido, ni contar la historia que explican tus pinturas. Tu misión además, es hacer mejor y más feliz a quien te lleva.

No puedo acapararte, toda una vida que espero sea larga. Es justo que llenes de ilusión a tantos como yo que estén contigo. Pero no te abandono, te dejo en buenas manos. Adiós amigo mío. Siempre estaré contigo.

Pepe Colado





*Pepe Colado se despide de esta forma tan poética del estandarte que ha portado durante 46 años. Pepe, esperamos seguir viéndote acompañándonos en la procesion.